LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL COMO ESTRATEGIA CORPORATIVA PARA CONSOLIDAR A LAS EMPRESAS COMO
SALUDABLES
Isabel Saz Gil, Marta Gil Lacruz y Ana I. Gil Lacruz
Grupo de Acción Campus Iberus “HealthyOrg”, Grupo de
Investigación Bienestar y Capital Social, GIIS092 – Liderazgo Relacional en
Cuidados de la Salud, Instituto Universitario de Investigación en Empleo,
Sociedad Digital y Sostenibilidad (IEDIS) y Universidad de Zaragoza
Sobre
el papel, todos reconocemos que con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC)
se fomenta el desarrollo sostenible, aumenta la satisfacción y fidelización de
los grupos de interés, y en consecuencia, se incrementa el valor de la
organización. Sin embargo, ¿quién no ha pensado alguna vez que la RSC se trata
de un simple esfuerzo corporativo para mejorar la imagen pública de la empresa?
Con frecuencia, los programas de RSC están desvinculados del negocio principal
y se limitan a gestos simbólicos y de marketing. La dispersión en su uso y en
la definición de quienes son sus benefactores hace que corra el riesgo de
convertirse en una nueva tendencia sin contenido.
Hoy
más que nunca, los entornos VUCA (acrónimo utilizado para describir la Volatilidad,
Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad que se da en los mercados), imponen a
las empresas la necesidad de adoptar estrategias que además de aportarles una
ventaja competitiva frente a otras organizaciones, fomenten su sostenibilidad. Es
fundamental que las empresas sean capaces de retener el talento y mantener la
motivación alta de sus trabajadores. El compromiso laboral facilita la
implicación de los empleados, tanto con su trabajo, como con los objetivos y
los valores de la entidad en la que se integran. Es aquí donde la RSC puede
desempeñar un papel destacado, pues con una adecuada gestión de la RSC por
parte de los líderes corporativos se puede mejorar el compromiso laboral de los
trabajadores (López-Concepción, Gil-Lacruz y Saz-Gil, 2021).
La
creatividad, la motivación y las ganas de mejorar en el puesto de trabajo
requieren de un estado de buena salud, pero no solo de ello. Más de 1 millón de
personas no acuden a su puesto de trabajo de media cada día. Entre ellas, el 74%
se ausentaron por incapacidad temporal, mientras que el 26% restante lo
hicieron pese a no estar de baja (Randstad, 2022).
Las
definiciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y la Dirección
Estratégica de los Recursos Humanos (DERH) siguen estando sujetas a un amplio y
variado conjunto de desafíos (la gestión verde, la sostenibilidad, el
compromiso, el desempeño, la satisfacción, etc.) y a múltiples
interpretaciones, tantas o más, como tipos de agentes implicados (Herrera y de
las Heras-Rosas, 2020). Como consecuencia, el potencial desarrollo y medición
del efecto y consecuencias de estas intervenciones no han sido suficientemente
explorados (Herrera y de las Heras-Rosas, 2020; López-Concepción, Gil-Lacruz y
Saz-Gil, 2021).
En
2018, la Global Reporting Initiative (GRI) - organización internacional
independiente que ayuda a las empresas y otras entidades a asumir la
responsabilidad de sus impactos, proporcionándoles un lenguaje común global
para comunicarlos - definió un estándar para que las empresas compartan, de
manera coordinada, sus iniciativas en relación a la promoción de la salud de
los trabajadores. Estas iniciativas van más allá de los requisitos
"tradicionales" de prevención de riesgos para la salud y seguridad
ocupacional. Cubren aspectos diversos como programas para dejar de fumar o
exámenes de salud gratuitos en el lugar de trabajo. Gracias a estas
iniciativas, los actores privados están adoptando normas voluntarias para que
sus empresas intervengan en áreas de salud pública que tradicionalmente se
asociaban a los decisores públicos (Global Reporting Initiative, 2018). La GRI
(2018), si bien constituye un importante avance en la materia, también ilustra
la falta de coordinación entre los agentes implicados, por lo que el camino
hacia la "responsabilidad de la salud empresarial" se presagia largo
y arduo (Brassart-Olsen, 2020). Entre otras cuestiones requiere consensuar un
modelo común de estándares de calidad y valoración. En este sentido, la
Comisión Europea propone como estrategia de avance, el diseño y evaluación de un
conjunto de indicadores clave de rendimiento (Comisión Europea, 2020).
Este
horizonte a largo plazo contrasta con la urgencia en dar una respuesta
coordinada, que trascienda las fronteras nacionales, a las necesidades
impuestas por la crisis mundial sanitaria del COVID-19 (Gorgenyi-Hegyes, Nathan
y Fekete-Farkas, 2021). Con el fin de apoyar a las empresas a tomar decisiones
estratégicas, los académicos, líderes empresariales y legisladores
gubernamentales deben evaluar la efectividad de las políticas de RSC y DERH
(Mahmud, Ding y Hasan, 2021).
Los
esfuerzos de las empresas saludables para la consecución del tercer objetivo de
desarrollo sostenible (ODS 3: Salud y Bienestar), se visibilizan a través de
sus redes (como la Red Española de Empresas Saludables y la Red Europea de
Promoción de la Salud en el Trabajo). Un requisito para pertenecer a dichas
redes es la adhesión a la Declaración de Luxemburgo, la cual fue elaboradora
por la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo en 1997. Se trata de
un documento consensuado sobre los principios básicos de actuación y el marco
de referencia de una buena gestión de la salud de los trabajadores en la
empresa. La promoción de salud en el trabajo (PST) introduce una visión
ecológica y de contexto social, así como la consideración explícita de la
necesidad de participación tanto del empresario como del trabajador. La Red
Española de Empresas Saludables cuenta con más de 800 empresas, de todo sector
y tamaño, integradas esta labor promotora desde su creación en el 2011.
Bibliografía
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Mahmud, A., Ding, D. y Hasan, M.M.
(2021). Corporate Social
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Open. DOI:10.1177/2158244020988710.
Randstat (2022). Sala de prensa.
Diponible en: https://www.randstad.es/nosotros/sala-prensa/ (accedido el 27/12/2022).