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domingo, 11 de diciembre de 2022

Primeros auxilios para personas con diabetes

 

Elizabeth Gonzalez Cueto

  
Contacto de 2º grado
Medical Doctor, M.S.c in Infectious Diseases and One Health. 
Medical Article Reviewer


Cerca de 38 millones de personas tienen diabetes en los EE. UU (11.3% de la población), según el Informe Nacional de Estadísticas de Diabetes. Este aumento de casos se correlaciona con el aumento de pacientes diabéticos que acuden a urgencias por cualquier causa que amenace la vida, ya que en 2018, se reportaron 17 millones de emergencias diabéticas. Es por esto, que a medida que la afección continúa en aumento también aumentan las probabilidades de brindar primeros auxilios a un diabético.

Entendiendo la diabetes

Los proveedores de primeros auxilios deben tomar decisiones importantes antes de brindar atención a una persona con diabetes. La mejor manera de manejar eficazmente una emergencia en un paciente diabético es a través de la comprensión de los mecanismos fisiopatológicos detrás de la enfermedad.

Cada célula del cuerpo requiere glucosa para generar energía. En el caso de los diabéticos, a pesar de que necesitan glucosa, tienen una incapacidad para procesarla o metabolizarla de una manera eficiente debido a que el páncreas produce poca insulina o ninguna, es por esto, que la glucosa suele acumularse en niveles bastante altos. Un páncreas saludable se encarga de regular la producción de insulina con relación a la cantidad de glucosa en la sangre.

Clasificación de la diabetes

  • La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune y es causada por una deficiencia absoluta de la secreción de insulina. Comúnmente se manifiesta en niños y adultos jóvenes que normalmente son tratados con inyecciones de insulina para mejorar sus niveles de glucosa. Sin el tratamiento o dosis adecuada, una persona con este tipo de diabetes no puede procesar adecuadamente la glucosa en la sangre para obtener energía.

Debido a que a lo largo de los años, las personas con diabetes tipo 2 generan resistencia a la insulina, resultante de defectos en la secreción o acción de la insulina.

Muchas de las personas con este padecimiento mantienen una dieta con ejercicio y suelen utilizar otros medicamentos que no son insulina. Sin embargo, algunos pacientes con diabetes tipo 2 pueden requerir insulina suplementaria.

¿Qué es una emergencia diabética?

Con alrededor de 6 millones de personas utilizando insulina en Estados Unidos, la incidencia de hipoglucemia e hiperglicemia son una amenaza para la vida.

  • Hipoglucemia: Disminución de los niveles de glucosa en sangre
  • Hiperglicemia: Aumento de los niveles de glucosa en sangre

Saber diferenciar los signos y síntomas entre hipoglicemia e hiperglicemia ayuda a disminuir los desafíos para determinar si los niveles de azúcar en sangre de un paciente se encuentran disminuidos o elevados.

Hipoglucemia

La hipoglucemia ocurre más rápido que la hiperglucemia y se define como una caída en los niveles de glucosa en sangre por debajo de 70 mg/dL 3,9 mmol/L. A veces, los niveles de glucosa tienden a disminuir hasta tal punto que el cerebro carece de glucosa vital, lo que provoca un deterioro del estado de alerta, deterioro neurológico e incluso la muerte. Según Informe Nacional de Estadísticas de Diabetes 2020. En 2016, se informaron un total de 16 millones de visitas al departamento de emergencias (ED) con diabetes como cualquiera de las enumeradas diagnóstico entre adultos de 18 años o más de los cuales 224.000 por crisis hiperglucémica (9,7 por 1.000 adultos con diabetes) y 235.000 por hipoglucemia (10,2 por 1.000 adultos con diabetes).

Causas de hipoglucemia:
  • Mal control o apego inadecuado a sus medicamentos.
  • Mala alimentación o carencia de una dieta nutritiva.
  • Aumento en los niveles de actividad física sin considerar el aumento de la demanda de calorías.
  • Aumento en las demandas de energía por fatiga o frío.
Signos y síntomas:
  • Piel pálida y húmeda
  • Respiración rápida y débil
  • Taquicardia o pulso rápido
  • Debilidad
  • Dolor de cabeza
  • Confusión o letargia
  • El paciente puede parecer intoxicado

Hiperglucemia

Cetoacidosis diabética

La cetoacidosis diabética (CAD) es una afección grave que resulta en hiperglucemia (aumento en los niveles de glucosa por encima de 130 mg/dL o 7.2 mmol/L). Los expertos aconsejan verificar la presencia de cetonas en orina si la glucosa en sangre es superior a 240 mg/dl o 13.3 mmol/L. Si no se trata puede ocasionar un coma o la muerte.

En la CAD, el cuerpo utiliza la grasa como combustible, como si estuviese un estado de ayuno y cuando no hay glucosa disponible, el cuerpo descompone la grasa para usarla como energía, lo que produce cetonas. Esto sucede cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina para generar que la glucosa esté disponible para proveer energía para las células.

Causas del aumento de cetonas:
  • Deficiencia de insulina o mal apego al tratamiento.
  • Enfermedades como deshidratación, vómitos, infección o fiebre alta.
  • Ciertos medicamentos, como los esteroides.

La CAD suele progresar rápidamente, en un periodo de 24 horas; y suelen presentarse síntomas como hiperventilación, dolor abdominal.

Síntomas y signos de alarma:
  • Sequedad oral
  • Sed
  • Micción frecuente
  • Aumento de la glucosa en sangre (350-500 mg/dL, generalmente menor a 800mg/dL)
  • Cetonuria
Signos y síntomas progresivos:
  • Piel seca o enrojecida
  • Fatiga
  • Dolor abdominal
  • Náuseas y vómitos
  • Dificultad respiratoria
  • Aliento cetónico o con olor afrutado
  • Confusión

Estado Hiperosmolar Hiperglucémico (EHH)

El estado hiperosmolar hiperglucémico (EHH) es una emergencia potencialmente mortal en pacientes con diabetes. En el EHH a diferencia de la CAD, la glucosa en sangre es extremadamente alta sin la presencia de cetonas. En algunos casos se puede producir acumulación de cetonas, pero suele ser leve.

El EHH es una alteración metabólica que puede ser causada por padecimientos graves como un paro cardíaco o un accidente cerebrovascular, medicamentos que afectan los niveles de insulina como los glucocorticoides, diuréticos o antipsicóticos atípicos, infecciones y afecciones que aumentan la pérdida de líquidos. Esta pérdida de líquido hace que la sangre se concentre más de lo normal y debido a que la sangre tiene concentraciones elevadas de sodio, glucosa y otros componentes, el líquido se fuga de los órganos vitales, incluido el cerebro.

Signos y síntomas iniciales:
  • Poliuria y polidipsia
  • Boca seca
  • Náusea
  • Fiebre
  • Pérdida de peso
Signos y síntomas progresivos (la afección puede progresar durante días o incluso semanas):
  • Convulsiones
  • Confusión
  • Discapacidad del habla
  • Pérdida de la función muscular.
  • Problemas con el movimiento.
  • Coma

Reconocimiento y acción

Saber si una persona tiene diabetes es crucial al brindar primeros auxilios. A menudo, estos pacientes usan o llevan una identificación, como un brazalete, para alertar a los paramédicos o al personal de salud de su condición. Además, algunos diabéticos suele tener tabletas con glucosa, algún alimento, etc.

Al enfrentarse a un escenario de este tipo, es necesario identificar y deducir un plan de acción de primeros auxilios. Si el paciente está consciente puede preguntar lo siguiente:

  • ¿Has comido recientemente, si es así qué?
  • ¿Has estado activo?
  • ¿Cuándo fue su última dosis de insulina?
  • ¿Has tomado alguna medicación hoy?
  • ¿Tienes un medicamento nuevo?
  • ¿Tienes un glucómetro? Si es así, proporcione su glucómetro a algún voluntario para controlar su glucosa en sangre.

Si la persona ya ingirió alimento, pero no ha tomado su medicamento, es probable que la causa sea la hiperglicemia.

En caso de que no haya comido pero tomó su medicamento puede tratarse de hipoglucemia.

La hipoglucemia es más frecuente que la hiperglucemia debido a que el cuerpo quema energía constantemente genera mayor susceptibilidad de desarrollar hipoglucemia. Las personas que aún no han sido diagnosticadas de diabetes son más propensas a desarrollar hiperglicemia debido a que no son conscientes de su padecimiento, no llevan una medición constante de sus niveles de glucosa ni se encuentran bajo tratamiento.

Hipoglucemia

El pronóstico de la hipoglucemia depende de la causa, la gravedad y la duración. El pronóstico suele ser favorable si se identifica y trata a tiempo pero si no se trata de manera temprana y oportuna puede provocar convulsiones o pérdida del conocimiento.

Si la persona está consciente, ofrézcale azúcares simples. Si la persona está inconsciente no dé alimentos, líquidos, ni ponga las manos en la boca.

Pasos por seguir en caso de que una persona consciente presente hipoglucemia:
  • No dar insulina; esto exacerbará la hipoglucemia.
  • Dar 15–20 gramos de carbohidratos simples, ya sea azúcar o glucosa.
  • De ser posible, controlar la glucosa en sangre después de 15 minutos.
  • Repita si la glucosa en sangre es menor a 70mg/dL.
  • Una vez que los niveles de glucosa en sangre se normalicen, proporcionar un poco de alimento.
Ejemplos de 15 gramos de azúcar simple:
  • Glucosa en gel o en tabletas
  • 1 cucharada de azúcar de caña o miel
  • 2 cucharadas de pasas
  • Caramelos, chicles azucarados o gominolas (ver paquete)
  • 1/2 taza, o 4 onzas de zumo o un refresco no dietético

Algunas personas pueden tener un kit de glucagón proporcionado por su médico para emergencias hipoglucémicas. El glucagón es una hormona que provoca que el hígado libere glucosa almacenada hacia el torrente sanguíneo cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado bajos. En caso de necesitarlo, siga las instrucciones del fabricante de su kit.

Cetoacidosis Diabética (CAD) y Estado Hiperosmolar Hiperglucémico (EHH)

El manejo para la CAD y el EHH requiere de asistencia médica urgente.

En una emergencia, es importante responder rápidamente con el siguiente plan de acción de emergencia.

  1. Mantenga la calma
  2. Evalúe la escena y al paciente.
  3. Notifique a los servicios de urgencias si una persona está inconsciente o no responde.
  4. Siga el procedimiento de primeros auxilios; si no responde, evalúe la circulación, las vías respiratorias y la respiración (C-A-B)
  5. Si la persona está inconsciente, pero respira y no tiene alguna otra condición potencialmente mortal, , colóquela en posición de recuperación.
  6. Si está inconsciente y muestra una condición mortal, colóquelo en posición supina, horizontalmente sobre su espalda en una superficie plana y realice RCP.
Signos y síntomasHiperglucemiaHipoglucemia
AntecedentesConsumo de alimentos con alto contenido en azúcar, exceso en el consumo de alimentos, perdió sus medicamentos o no sigue su tratamientoAyuno prolongado o déficit calórico, altos niveles de actividad física, uso de múltiples medicamentos
ComienzoGradual, lentoRápido
Signos y síntomasSed, náuseas, síntomas de deshidratación, micción excesiva, posible dolor abdominal, boca seca.Hambre, debilidad, dolor de cabeza, temblor, entumecimiento en manos y pies, marcha inestable.
RespuestaAgresiva e inquieta con una pérdida gradual de la conciencia.Irritabilidad, confusión, somnolencia, agresividad, inquietud.
RespiraciónRespiraciones rápidas y profundas, aliento cetónicoNormal a rápido, inodoro
CirculaciónTaquicardia, pulso débil rápido, piel seca y cálida.Pulso rápido y débil, piel pálida y húmeda
TratamientoSi la persona está consciente y coopera, mida la glucosa en sangre y proporcione medicamento. Llame a los servicios de urgencias en caso de que el paciente no coopere o si está inconsciente. Nunca inyecte insulina ya que podría matar fácilmente a alguien.Puede que algunas personas tengan una fuente para obtener azúcar que puede administrarse vía oral (en el interior de la mejilla) o tragarse. NO inserte sus dedos en la boca del paciente. Considere usar un depresor de la lengua, un bolígrafo u otro objeto, siempre que no represente un riesgo de asfixia. Si la persona está inconsciente llame a urgencias.

Botiquines de primeros auxilios

Vale la pena poner una fuente de glucosa en su botiquín de primeros auxilios, especialmente si trabaja con una persona con diabetes o en un trabajo físicamente exigente, ya que la hipoglucemia puede ocurrir incluso si una persona no tiene diabetes. Sentirse débil, fatigado, enojado y hambriento ocurre cuando los niveles de azúcar en la sangre disminuyen.

De hecho, como la hipoglucemia es tan común y fácil de diagnosticar, la hipoglucemia debería ser la primera posibilidad por determinar en cualquier persona que esté desorientada.

Recursos

Cuidados de Enfermería específicos para paciente con Diabetes

Convertidor de azúcar en sangre

Estadísticas sobre la diabetes

Diabetes tipo 1

Diabetes tipo 2

Glucagón

Cetoacidosis diabética (CAD) y cetonas

Síndrome Hiperglucémico Hiperosmolar No Cetósico (SHHNC)

Tratamiento del SHHNC

Diabetes en urgencias

Diabetes en la sala de urgencias: Atención inmediata del paciente diabético

Mitos de la diabetes

Datos rápidos



(Artículo original en https://svca.mx/primeros-auxilios-para-personas-con-diabetes )

viernes, 3 de junio de 2022

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

 



EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

 

 

Mª Consuelo Cuenca

Psicóloga Sanitaria y Forense

c.avanti2008@gmail.com

 

 

 Resumen

 

El presente trabajo trata de ofrecer una visión general sobre la dimensión humana de la sexualidad y la educación sexual integral. Se plantea una educación sexual holística con el fin de proporcionar una información sin prejuicios y conocimientos científicos rigurosos sobre todos los aspectos de la sexualidad humana. Siendo la comunicación y educación sexual la base para el desarrollo de una sexualidad sana y responsable. La Psicología de la sexualidad estudia el comportamiento sexual y sus diferentes manifestaciones, poniendo especial atención en la detección de aquellos aspectos que interfieren en la funcionalidad del individuo. Ofrece una visión holística e integrada de la sexualidad humana. Entiende que  la sexualidad forma parte del conjunto de vivencias y experiencias de la vida, que si se enmarca en una educación sexual apropiada deriva en fuente de salud. La educación sexual como materia obligatoria en la mayoría de los estados europeos presentan numerosas diferencias en su instrucción y contenidos. Diferentes estudios indican que la educación sexual no permite un abordaje fácil y directo ya que su complejidad y resistencias a su aplicación en las aulas  son un frecuente motivo de debate sobre su viabilidad. Sin embargo, se plantea la necesidad de continuar consolidando la transversalidad de la Educación Sexual Integral en los diferentes proyectos educativos españoles, profundizando en los procesos de formación e incorporando a las familias, profesionales y al entorno para garantizar que el alumnado ejerza su derecho fundamental a la educación.

 

Palabras clave: Sexualidad, Psicología-Sexología, Programas Educativos y Educación Sexual Integral.

 

INTRODUCCIÓN

 

A lo largo de los tiempos, “educar” se identifica con criar, cuidar, instruir o guiar al individuo. Entendiéndose como aquellas relaciones que se establecen con el ambiente y que son capaces de potenciar las posibilidades educativas del sujeto. De forma, más descriptiva la educación consiste en un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en una socialización metódica cuya función es adaptativa y cuyo objeto es insertar al individuo en la sociedad mediante la transmisión de determinados contenidos culturales.

 

La educación sexual integral es una condición previa para ejercer la plena autonomía corporal; ello exige, no sólo el derecho de tomar decisiones sobre el propio cuerpo, sino también tener información apropiada para tomar decisiones de manera sensata.  Por lo tanto, a través de la educación sexual, las personas obtienen la información y las habilidades necesarias para tomar decisiones saludables sobre su sexualidad y salud sexual.

 

Siguiendo con el planteamiento anterior, los programas de educación sexual integral se sustentan en los principios de los derechos humanos. Éstos ayudan a fomentar la igualdad de género, defender los propios derechos sexuales,  empoderar a la persona, etc. Luego, los beneficios de la educación sexual, cuando es integral, van mucho más allá de la mera información sobre la reproducción y los riesgos para la salud.

 

 Dimensión humana de la sexualidad

 

La sexualidad está presente en las diferentes edades y etapas de la persona. Se configura en base a condiciones anatómicas, psíquicas y afectivas, dando lugar a la expresión del repertorio comportamental individual.

Se vive y expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos. Por tanto, la sexualidad y afectividad nos acompañan a lo largo de toda la vida. En el ser humano es una fuente de comunicación, afecto, placer, satisfacción y bienestar, expresada a través de la ternura, la confianza y el respeto.

Tanto la sexualidad como la afectividad, se cimentan desde la infancia en función de las relaciones establecidas con las personas más próximas, siendo muy significativas en la etapa de la adolescencia y juventud respecto a los componentes afectivos-sexuales, ya que en función de éstos se perfilará el trayecto hacia la adultez.

Desde la perspectiva de las Ciencias de la Salud, las personas somos seres sexuados, donde la dimensión de la sexualidad se desarrolla desde el nacimiento y a largo de toda la vida. La sexualidad es contemplada como una forma única e idiosincrásica de combinar aspectos genéticos, biológicos, fisiológicos, psicológicos, afectivos y sociales; que proporciona una percepción de las propias características y de los demás, enmarcada en un contexto específico. Por lo tanto, es la manifestación de la convicción interna de que somos individuos sexuados.

 

Al ser seres sexuados, ante la experiencia de una vivencia sexual afectiva,  permite conocer la propia respuesta, necesidades y capacidades corporales. Además de proporciona la oportunidad de descubrir al otro, siempre y cuando la otra persona haya ejercido su derecho de elección para depositar sus afectos y aceptar la relación.

Un hecho que con frecuencia ocurre cuando se habla de sexualidad es asociar de forma determinante a ésta con la genitalidad o actividad reproductora; sin embargo, ésta va más allá. La sexualidad es una dimensión importante en el ser humano. Se sustenta en el sexo biológico con el que se nace y está condicionada por diferentes factores como el género, la identidad, orientación y rol sexual, el erotismo y actividad sexual, la vinculación afectiva y la capacidad reproductiva. Por tanto, el organismo está en interacción continua con el entorno donde se movilizan procesos cognitivos, motivacionales, emocionales, fisiológicos y comportamentales.

En la forma de experimentar la sexualidad de forma más o menos gratificante, pueden llegar a ser determinantes factores como la interferencia de déficits educativos (desinformación, desconocimiento anatómico y fisiológico…), conflictos religiosos/morales, erotofobia-erotofilia, sentimientos de culpa sexual, disfunciones sexuales, problemas psicológicos, etc.; estas dificultades pueden obstaculizar la experiencia de vivir la sexualidad de forma plena y saludable.

 

Ante las diferentes perspectivas acerca de la sexualidad y salud sexual, la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la salud sexual repercute en el desarrollo socioeconómico de las comunidades y los países al ser un aspecto fundamental para el bienestar general de las personas. Indica que un nivel óptimo de salud sexual se sustenta en un enfoque respetuoso y positivo de la sexualidad donde las experiencias sexuales han de ser placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia. Señala que el grado de bienestar en hombres y mujeres dependerá de su acceso a la información integral, educación, actividad sexual con o sin protección, acceso a la atención de salud sexual y de un entorno promotor de una salud sexual adecuada.

 

Otro defensor es la Asociación de Especialistas en Sexología en España (AES). Ésta apunta que la promoción de la salud sexual es fundamental para la consecución de la salud y el bienestar. Parte de una perspectiva de la sexualidad positiva, diversa y rica.

 

​Estando en la misma sintonía, la World Association for Sexual Health (WAS), enfatiza que <<se logrará la salud sexual mediante el reconocimiento y el apoyo de los derechos sexuales y el conocimiento adquirido, a través de la sexología, de una amplia educación de la sexualidad y del acceso al cuidado de la salud sexual>>.

 

Desde hace años, la WAS viene  diseñando estándares de práctica profesional con el objetivo de ser una guía, que permita a los profesionales de la educación y a las entidades normativas de todo el mundo redactar objetivos educativos y diseñar currículos. Además de ofrecer herramientas de evaluación en la formación de educadores especialistas en sexología.

 

En general en Occidente, los sexólogos-psicólogos/as apoyándose en una perspectiva biopsicosocial y sexual abordan aquellos conocimientos científicos necesarios para impulsar una educación sexual de calidad con el fin de promover  el desarrollo intelectual y pensamiento crítico del individuo.

 

Y a su vez, a lo largo de las últimas décadas, diferentes organismos internacionales llevan insistiendo en la importancia de potenciar el diseño y la impartición de programas formativos en educación sexual que englobe a la familia, la escuela y profesionales formados en sexualidad para que puedan colaborar de forma conjunta en el desarrollo y aplicación de programas educativos. La finalidad es dar respuesta a la necesidad objetiva y generalizada a toda la población. Es decir, no solo jóvenes sino aquellos adultos que carecen de educación sexual por diferentes motivos.

 

 Psicología y salud sexual

 

El estudio de la sexualidad humana es una realidad que exige un enfoque multidisciplinar, donde diferentes profesionales con formación en este ámbito colaboran de forma conjunta para llevar a cabo la implementación de programas educativos y de salud sexual.

 

La Psicología como ciencia del estudio del comportamiento humano contempla la sexualidad desde una perspectiva bio-psico-socio-sexual. El ser humano está mediatizado por su propia sexuación, sus características sexuadas, bases biofisiológicas y herencia genética. Considera que la sexuación se diferencia en dos sexos, poniendo de relieve la existencia de un instinto automático que estereotipa la conducta sexual; lo que propicia las diversas maneras de percibirse el individuo y la activación de la pulsión erótica de forma flexible y dinámica. Siendo los afectos y las emociones inherentes a la vivencia de la experiencia sexual.

 

La Psicología de la Sexualidad ofrece una comprensión del proceso psicológico a través del cual se desarrollan los distintos sexos, y las dimensiones que los componen: la identidad sexual y de género; el deseo erótico y su integración en el conjunto de la personalidad, así como sus relaciones durante los comportamientos sexuales; la vinculación afectiva y mediación en los afectos asociados al erotismo, amor y enamoramiento; la evolución a lo largo del desarrollo evolutivo y el análisis de las dificultades sexuales. Por consiguiente, la sexuación e imagen corporal media en la construcción de la propia identidad  en función de los mecanismos culturales como los estereotipos de género.  Sumándose los procesos cognitivos que participan y conforman la identidad sexual, los contenidos de deseo erótico, las actitudes y los comportamientos. Luego, el desarrollo de la propia identidad sexual y de género y la experiencia erótica, están mediados por afectos y emociones  en un contexto de intimidad.

 

Desde esta perspectiva se entiende que la sexualidad parte del conjunto de vivencias y experiencias de la vida, que al estar enmarcadas en una educación sexual apropiada deriva en fuente de salud. Contempla la sexualidad como una dimensión humana influenciada por el sistema cognitivo, fisiológico-motor, motivacional-emocional y comportamental; donde el bienestar y la calidad de vida sexual se asocia a una adecuada salud sexual y a una percepción positiva de la sexualidad.

 

Contempla que la educación para la sexualidad debe estar comprendida en el marco de los derechos humanos. Defiende que recibir una educación para la sexualidad de calidad y con bases científicas es un Derecho Humano, universal e inalienable de todo individuo y, por ende, se defienden los derechos sexuales.

 

Desde la Psicología se coincide con Pellejero y Torres (2011) que la educación sexual debe encuadrarse desde la Sexología y mediante planteamientos coeducativos que traten a las personas de manera integral; con López y Fuertes (1989): <<la sexualidad no sólo mediatiza todo nuestro ser, sino que también es mediatizada por él. Esta mediación se produce a través de procesos biofisiológicos,  cognitivo – lingüísticos y  afectivo – emocionales>>.  Por lo tanto, se entiende que la sexualidad humana va más allá de la genitalidad, las prácticas sexuales y la reproducción; y con Le Vay (1993) que plantea: <<a diferencia del comportamiento instintivo de especies subhumanas, la satisfacción del deseo sexual en los seres humanos no tiene prefijados sus destinos. Existen multitud de maneras, de formas de estímulos diferentes muy personalizados>>.

 

La Psicología de la Sexualidad defiende que educar en salud sexual requiere objetividad y conocimiento científico, ya que educar no es una mera forma de instrucción y socialización, si no que va más allá. Es el proceso de aprender a ser, mediante el cual cada persona se percata de que es un ser sexuado, construyendo su masculinidad o feminidad en base a valores, actitudes, conocimientos, habilidades, destrezas y recursos personales, para vivir su sexualidad de modo autodeterminado y enriquecedor. Donde en este proceso de preparación educativa, se interiorizan los derechos sexuales como tener una sexualidad plena y responsable, equidad de género, planificación familiar, salud sexual, identidad y rol sexual, etc.

 

A través de una educación adecuada, la persona adquiere valores, conductas y actitudes (respeto, dignidad, compasión, tolerancia, solidaridad, etc.). Ello favorece el desarrollo de un autoconcepto óptimo y apertura en las relaciones humanas. Por consiguiente, proporciona al individuo la oportunidad de integrar su sexualidad al permitirle realizarse y vincularse a otros individuos en base a su libertad y responsabilidad encaminadas al equilibrio y bienestar.

 

Desde la Psicología-Sexología se defiende un Modelo Integral de Sexualidad, ya que éste incorpora una visión positiva del desarrollo biopsicosocial y sexual de la persona, favorece un aprendizaje apropiado de la sexualidad, lo cual facilita poder vivir la propia sexualidad de un modo saludable, informado, cimentado y pleno, respecto a las actitudes, conductas y estilos de vida que procuran un bienestar físico y psicológico.

La educación sexual tiene la necesidad de implicar profesionales, educadores y padres para su posible aplicación. Su objetivo es favorecer el autoconocimiento, la autoaceptación y la expresión del erotismo de forma natural y feliz, con el fin de establecer relaciones interpersonales gratificantes y no discriminatorias. Por tanto, promociona bienestar al ofrecer conocimientos y ayuda para tomar decisiones sexuales saludables. Por consiguiente, cuando se valora de forma positiva la sexualidad, se fortalece la construcción personal interna. Ello influye en nuestro Yo, permitiendo tener una vida sexual libre y plena que permite al individuo una comunicación afectivo-erótica equilibrada, dentro de un contexto de afectividad y responsabilidad humana.

Entre los objetivos principales están la promoción de la salud sexual, formación con el fin de transmitir actitudes positivas que generen conductas sexuales responsables y saludables para prevenir enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, prostitución no consentida, violencia familiar, problemas sexuales…Transmitir respeto y tolerancia hacia los valores ajenos y hacia las diferencias sexuales. En general, representa un aspecto importante en la formación integral de la persona, ya que va más allá del conocimiento biológico. Permite explicar los procesos para la construcción de identidad de género y aquellos aspectos relacionados con la comunicación afectivo-erótica.

 

Entre los objetivos  específicos  se busca la aceptación  de la figura corporal sexuada, modificación de las distorsiones sobre los modelos de belleza y culto al cuerpo, asumir la orientación e identidad sexual, mantener prácticas sexuales consensuadas, medidas de planificación familiar y protección ante enfermedades de transmisión sexual, aprender a vivir las relaciones sentimentales de forma sana y respetar la biografía sexual-diversidad.

 

 Intervenciones profesionales

 

Los profesionales de la Psicología-Sexología ejercen  a nivel nacional, autonómico y local en el sector público o privado. Enfatizan tener una formación óptima en la profesión que garantiza la efectividad de su intervención, ofreciendo garantías a quienes solicitan sus servicios profesionales. Entre las manifestaciones que realizan es su escasa viabilidad y visibilidad que se vienen dando a sus proyectos o programas de trabajo actuales, tendiendo a ser delimitados o desestimados por diferentes sectores. Por tanto, no sienten ser valorados en la misma medida como otros profesionales.

 

Son férreos defensores de la educación sexual y de una intervención psicológica especializada en Salud Sexual cuando es pertinente. Consideran que la educación para la sexualidad debe estar adaptada a la edad de la persona,  a su nivel  de desarrollo y comprensión, cultura, sensibilidad social y género; además de estar basada en una correcta información con bases científicas. Donde la práctica de la educación y la promoción de la salud sexual ha de incorporar el estudio de necesidades, planificación, implementación y evaluación de programas.

 

La prestación de servicios de psicólogos/as formados en sexualidad se realiza a través de entidades públicas y privadas, entre las que se incluyen escuelas, institutos de educación superior, universidades, organizaciones y grupos comunitarios, servicios sociales y de salud.

 

Estos profesionales inmersos en distintos programas de educación realizados en diversas regiones del mundo y bajo las orientaciones técnicas sobre educación en sexualidad  plantean que para que los componentes del aprendizaje y programas sean efectivos han de sustentarse en una educación sexual integral.

 

 Educación sexual

 

Muchos son los profesionales (Medicina, Enfermería, Educación, Psicología, Sexología, entre otros) quienes salvaguardan la idea de que es una necesidad proporcionar una educación sexual apropiada. Destacan la importancia del rol que juegan la familia y la escuela como principales actores dentro del desarrollo de la educación sexual de niños/as y adolescentes. A lo que suman, que ésta no solo debe alcanzar el ámbito educativo y formativo, sino también debe proyectarse a las diferentes esferas como la personal, familiar, social y laboral.

 

La Educación Sexual es <<un proceso de construcción de un modelo de representación y explicación de la sexualidad humana acorde con nuestras potencialidades con el único límite de respetar la libertad de las y los demás>>, un <<proceso lento, gradual y complejo que ha de facilitar la construcción de las diferentes nociones sexuales, y ha de ayudar a comprender los procesos históricos y culturales por los que se han generado los conocimientos actuales y la organización social y sexual vigentes>> (Barragán, 1996).

 

Desde distintos ámbitos se propone un modelo de educación que intente respetar y partir de la biografía de cada persona (biografía incluyendo su realidad familiar, escolar, ocupacional, características especiales, etc.) para poder ofrecer una educación sexual acorde a la situación de la persona. A lo que se suma el planteamiento de Félix López (2000), que señala respecto a la sexualidad y discapacidad, la necesidad de reconocer y cubrir las necesidades interpersonales de las personas con discapacidad y características de salud sexual de estas personas.

El objeto de la educación afectivo-sexual es enseñar, sensibilizar o divulgar cualquier contenido sobre el acto sexual humano. Una instrucción en sexualidad de calidad aborda los derechos humanos, igualdad de género, pubertad y desarrollo de la sexualidad humana, habilidades personales y repertorio conductual sexual, proveedores de servicios de salud sexual y salud reproductiva. Por lo tanto, es la base para que la población adquiera un estilo de vida sexual responsable y saludable.

En este sentido, la educación sexual proporciona una información sin prejuicios, siendo científicamente correcta en sus aspectos. Contribuye al desarrollo del respeto, a presentar actitudes mentales abiertas y a ayudar a construir sociedades equitativas. Por consiguiente, la educación integral en sexualidad es indispensable para la salud y el bienestar de la persona.

Entre las dificultades encontradas en educación sexual es una enseñanza matizada por inhibiciones, desinformaciones... Siendo uno de los errores más comunes equiparar sexualidad a genitalidad, fomentar los mitos del amor romántico, usar la pornografía como modelo, etc. Por ello, algunos niños/as y adolescentes recurren para despejar sus inquietudes sobre sexualidad a amistades, hermanos/as, televisión, internet, etc. Ante esta realidad, muchos profesionales, instituciones y colectivos dedicados a la educación para la sexualidad consideran necesario promover una movilización profesional y social a favor de la educación para la sexualidad para poder ejercer  los derechos sexuales. Por consiguiente, los profesionales en el ámbito de la sexualidad estamos obligados a ofrecer a la población en general una adecuada información, educación e intervención psicosexual para  erradicar mitos, falsas creencias…; con el fin, de facilitar la libre elección de las personas a la hora de satisfacer las propias necesidades afectivas, sexuales o relación saludable, sin la imposición de modelos “universales de juventud y/o normas equívocas” socialmente afianzadas.

 

Implementación de programas

 

Los programas de educación afectivo-sexual es parte de la educación más general y, por consiguiente, afecta el desarrollo de la personalidad de los menores. Es más que la simple adquisición de conocimientos y contenidos, ya que guía hacia al desarrollo del pensamiento crítico que deriva en actitudes positivas hacia la sexualidad. Fomenta el proceso por el cual el individuo puede reconocer, identificar y aceptarse como un ser sexuado y sexual a lo largo del ciclo de vida, libre de toda ansiedad, temor o sentimiento de culpa. Además, al presentar un carácter preventivo no sólo contribuye a la prevención de las consecuencias negativas relacionadas con la sexualidad, sino que también puede mejorar la calidad de vida, la salud y el bienestar.

 

En las escuelas introducir la educación sexual, según los grupos de edad y desarrollo correspondiente, no ha sido siempre fácil. A menudo, se encuentran resistencias, temores y/o desinformación acerca de objetos y contenidos teórico-prácticos del programa de educación sexual a implementar.

 

En el continente europeo, la educación sexual  está incluida en el plan de estudios formal. Se inició oficialmente en Suecia, siendo obligatoria para todas las escuelas en 1955. En la práctica, en otros países se han necesitado muchos años más para integrar la educación sexual en los planes de estudio y otras instituciones educativas.

 

En torno a los años 70, se incorporó en los países escandinavos y  Alemania en 1968, siendo a partir de los 80 cuando muchos más países de Europa occidental adoptaron la educación sexual.

 

La transición democrática marcó un hito en la educación sexual en España. Los programas oficiales del Ministerio de Educación de los años 80 recomendaban la inclusión de contenidos de educación sexual en el marco de la enseñanza primaria y secundaria, haciendo referencia a la prevención del SIDA, enfermedades de transmisión sexual y prevención de embarazos no deseados en adolescentes. Ello dio lugar a un impulso de diferentes iniciativas sexo - pedagógicas, con campañas dirigidas tanto al espacio escolar como al doméstico. 

 

Siendo conveniente destacar que, las investigaciones realizadas en los últimos años acerca de  los programas educativos indican que los programas son efectivos cuando tienen características como capacidad de reducir  y manejar la información incorrecta, aumentar y clarificar el conocimiento, fomentar valores y actitudes positivas, fortalecer las competencias necesarias para tomar decisiones fundamentadas y actuar apropiadamente en función de ellas, mejorar las percepciones acerca de los grupos de pares y las normas sociales, además de mejorar la comunicación asertiva con padres, madres y otros adultos de confianza.

 

Educación sexual en España

 

Los programas de educación sexual en España pretenden ser un medio para que el alumnado conozca y maneje su sexualidad atendiendo a la afectividad, personalidad, aspectos físicos, éticos, morales, científicos y afectivos. Por consiguiente, es un proceso de enseñanza-aprendizaje conformado por programas que manejan aspectos de tipo cognitivos, motivacionales, emocionales, sociales y físicos en materia de la sexualidad con el fin de contribuir a la igualdad, mostrar respeto a la diversidad, diferenciar entre manifestaciones de cariño y abusos, prevenir la violencia de género, evitar enfermedades de transmisión sexual, desarrollar actitudes y comportamientos sexuales responsables, planificación familiar, además de fomentar en el individuo una percepción apropiada de sí mismo poniendo en valor sus características.

 

El Artículo 10. Actividades formativas. BOE núm. 55, de 4 de marzo de 2010 (Ley Orgánica 2/2010, de salud sexual) recoge: <<Los poderes públicos apoyarán a la comunidad educativa en la realización de actividades formativas relacionadas con la educación afectivo sexual, la prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados, facilitando información adecuada a los padres y las madres >>. Por ello, diferentes centros formativos españoles están abiertos a proyectos para informar sobre la salud sexual, pretendiendo concienciar y socializar al alumnado en aquellos temas inherentes a la educación sexual.

 

En la actualidad, a pesar de la fuerza opositora de algunos detractores, persisten las iniciativas para una educación integral de la sexualidad en España. La educación sexual propuesta para las aulas españolas contempla diferentes actividades acorde a la edad del alumno/a como el autoconocimiento corporal, fomento de valores y actitudes responsables, respeto por los derechos de identidad y diversidad y comportamientos sexuales saludables. Cuenta con recursos y material didáctico con el fin de que los docentes brinden a los alumnos una formación continua.

 

Molina, Méndez y Martínez (2015)  plantean que la mayor parte de los programas o intervenciones están enfocadas para ser realizadas en los centros educativos. Señalan que son pocos los docentes con algún tipo de formación universitaria sobre sexualidad humana y educación sexual, pudiendo reducir el resultado de los programas de educación afectivo-sexual.

 

La revisión sistemática de Mena (2019) sobre los programas e intervenciones que se están llevando a cabo dentro de las aulas, plantea que los estilos docentes y aspectos relevantes a tratar en la educación afectivo-sexual son mejorables. Enfatiza que  la ausencia de educación sexual en el sistema educativo formal puede derivar en diversos problemas al alumnado.

 

Montenegro, (2000) apunta que gran parte  de los contenidos están ubicados en la dimensión afectiva siendo muy pocos los que se relacionan con la dimensión sexual. Proporcionando escaso valor a la educación afectivo-sexual, por lo que sería necesario incorporar estos conocimientos con el fin de ofrecer una perspectiva integral y crítica sobre la sexualidad ya que los niños/as y jóvenes están expuestos a contenidos sexuales de poderosa y masiva ocurrencia a través de los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales y tecnológicos. Siendo ésta una sexualidad puramente física, desprovista deliberadamente del componente emocional y afectivo.

 

Para Bejarano y Mateos (2016) en España aparecen algunos componentes de educación afectivo-sexual pero de manera fragmentada. Impartiéndose desde un modelo biologicista reducido a temas de fisiología y anatomía. Ubicando los conocimientos relacionados con la afectividad dentro de planteamientos cívicos y morales.

 

Las diferentes autonomías españolas vienen realizando numerosos esfuerzos para llevar a cabo iniciativas con la colaboración de profesionales y entidades especializadas para desarrollar programas, cursos y publicaciones en materia de educación sexual para llegar a la población en general. Sin embargo, aunque la legislación española hace referencia a la educación sexual, los intentos de implantación en los diferentes niveles de la enseñanza no parecen tener  el resultado esperado. 

 

En general en España, el sistema educación formal, se ha caracterizado por  una serie de dificultades en la implementación de planes y programas de Educación Sexual Integral. Es decir, aún no ha incorporado los suficientes elementos que desarrollen un modelo educativo que contemple la educación afectivo-sexual en su totalidad. Por ello, diferentes voces de distintos sectores profesionales coinciden en que el sistema educativo español no está obteniendo buenos resultados. Argumentan diferentes limitaciones como la falta de concreción y uniformidad de contenidos adaptados al curriculum escolar, las dificultades en formación en sexualidad de algunos docentes y la presión de grupos sociopolíticos.

 

Ante dicha realidad se hace necesaria una educación sexual holística que proporcione a niños/as y adolescentes una información sin prejuicios y científicamente correcta sobre todos los aspectos de la sexualidad. Dicho enfoque estaría basado en la comprensión de la sexualidad como un área de potencial humano, ayudando a los niños/as y adolescentes a desarrollar habilidades esenciales para que puedan determinar su propia sexualidad y sus relaciones en las distintas etapas de desarrollo. Brindándoles el soporte para vivir su sexualidad y relaciones de forma completa y responsable, alejándoles de posibles riesgos.

 

Consideraciones finales

Siguiendo con las líneas anteriores se describen distintos puntos clave en este ámbito:

 

La sexualidad es una dimensión cardinal del ser humano, derivada de la interacción entre los aspectos culturales, religiosos, políticos, históricos, legales, éticos, socioeconómicos respecto a los factores biológicos y psicológicos.

 

El contexto de la Sexología es una fuente que ofrece conocimientos necesarios para impulsar una educación sexual integral y promoción de la salud sexual.

 

En todas las sociedades sigue siendo primordial que las instituciones con competencias ejecutivas continúen impulsando proyectos de sensibilización y educación sexual dirigidos a menores, población adulta, personas con discapacidad u otros colectivos que no tuvo la oportunidad de tener una educación afectiva-sexual adecuada.

 

En la instrucción de un programa de educación afectivo-sexual requiere que participen docentes formados en educación de la sexualidad, profesionales de Medicina, Psicología, Sexología…

 

Educar en sexualidad es un instrumento primordial para potenciar el libre desarrollo de la sexuación de las personas. Facilita una ética asociada a la responsabilidad, reciprocidad y diversidad. Ello favorece el desarrollo intelectual y pensamiento crítico del individuo.

 

En España, son muchos los defensores que reivindican una educación sexual integral como parte de una educación de calidad. La cual ha de estar basada en la rigurosidad científica, sensibilidad cultural y normativa internacional.

 

La actual educación sexual, arreglo a la edad del alumnado, intenta implementar contenidos de forma objetiva. Éstos se enmarcan en un concepto de sexualidad positiva, ya que su fin es vivir las relaciones afectivas de una manera responsable, libre y sana.

 

Diferentes expertos apuntan que el sistema educativo imparte de forma transversal los contenidos, siendo éstos muy limitados en cuanto a su alcance. Por ello, es preciso continuar consolidando la Educación Sexual Integral en los diferentes proyectos educativos, profundizar más en los procesos de formación e incorporar progresivamente a las familias para garantizar el ejercicio de la educación como un derecho fundamental.

 

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