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sábado, 11 de marzo de 2023

TÓMATE EN SERIO TU HIDRATACIÓN SI CORRES LA MEDIA MARATÓN

 


TÓMATE EN SERIO

TU HIDRATACIÓN SI CORRES LA MEDIA MARATÓN


FATIGA

Aparece por la falta de hidratos de carbono y por la pérdida de agua y electrolitos


La bebida deportiva debe tener:

80-350kcal/100 mL

460 mg-1.150 mg/ L de ión sodio (20-50 mmol/L)

Osmolalidad entre 200-300 mOsm/Kg 

No superar nunca los 400 mOsm/kg de agua


La bebida de reposición debe tener:

300-350 kcal/L

75% de mezcla de HCO de alta carga glucémica (glucosa, sacarosa, maltrodextrinas y fructosa)

920mg-1.150 mg/ L del ión sodio

Osmolalidad entre 200-330 mOsm/Kg de agua



ANTES DEL EJERCICIO

El deportista debe estar bien hidratado antes del entrenamiento o competición. 

Se deben ingerir suficientes bebidas con las comidas

Se debe descansar 8-12 horas desde la última sesión de entrenamiento.


RECOMENDACIONES COLEGIO AMERICANO DE MEDICINA DEL DEPORTE

BEBER LENTAMENTE 5-7 ml/KG en las 4 h. anteriores a iniciar el ejercicio Añadir 2-5 ml/kg si no hay micción o la micción está concentrada Bebidas con 20-50 mEq/ L


Añadir sal a las comidas nos ayuda a estimular la sed y retener fluidos.


En sitios calurosos y húmedos tomar 1/2L de líquido con sales minerales 1/2 hora antes de la competición dividido en 4 tomas.


Añadir hidratos de carbono si el ejercicio dura más de una hora No tomar agua+glicerol.


DURANTE EL EJERCICIO


Evitar la deshidratación es fundamental para el rendimiento y evitar lesiones o problemas físicos.


Se debe empezar la hidratación a la hora del ejercicio, ya que a la ½ hora empieza la pérdida de líquidos. Beber entre 6-8 ml /Kg peso/h de ejercicio

La temperatura de los líquidos debe estar entre 15-21 grados.

Evitar consumo excesivo de agua. Hay que aportar Na+ en la bebida del deportista.


La toma de proteínas intactas evita el daño muscular (suero de leche rico en beta-lactoglobulina, alfalactoalbúmina, albúmina, lactoferrina, inmonoglobulinas, lactoperoxidasas, glicomacropéptidos, lactosa, minerales).


DESPUÉS DEL EJERCICIO

La reposición de electrolitos depende de factores como: DURACIÓN- TEMPERATURA- HUMEDAD- ACLIMATACIÓN. 


La hidratación debe iniciarse tan pronto finalice el ejercicio y no se debe beber agua sola en grandes cantidades.


La bebida debe aportar hidratos de carbono para mantener los niveles de glucosa en sangre.


Incluir grasas en la bebida de reposición está en investigación actualmente no hay consenso científico (El DHA a dosis bajas y de forma crónica puede ayudar a reponer la homeostasis durante esfuerzos físicos moderados o intensos).


BIBLIOGRAFÍA:

ARCHIVOS DE MEDICINA DEL DEPORTE VOL XXV Nº126 (245-258) 2018.

ACSM Hydration for Athletes Infographic Download | Endurance and Ultra Distance Vanessa M. Kercher, Ph.D., SSC, M.Ed., BESS | Aug. 27, 2019

5 Fast FAQs | Nutrition

Rapid fire FAQs on hydration and body composition.

Educación Nutricional en la actividad física. PLENUFAR VI. 2017


AUTORES:

CRISTINA GUTIÉRREZ GONZÁLEZ. GRADO EN NUTRICIÓN Y DIETÉTICA (UVA). MÁSTER EN NUTRICIÓN DEPORTIVA (UOC) 

PABLO SERRANO VELASCO LDO. FARMACIA (UAH) VOCAL ASOCIACIÓN ANDRÉS LAGUNA



INFOGRAFIA:



miércoles, 22 de febrero de 2023

SANIDAD AMBIENTAL EN EL CONTEXTO “ONE HEALTH”

 



Podemos definir la SANIDAD AMBIENTAL, de acuerdo con Espigares García y col., como “El estudio de los factores y condiciones del medio ambiente que favorecen la ausencia de enfermedad y el aumento de bienestar para el hombre”, si bien en este concepto no sólo se incluyen actividades académicas sino también de gestión en el marco de la Salud Publica, como parte fundamental de una de sus tres ramas, la Protección de la Salud, que incluye todas las acciones sobre el medio ambiente, incluyendo a los alimentos, con el fin de mejorar las condiciones de salud de las personas.

Todo lo que es externo al cuerpo humano, podemos considerarlo Medio Ambiente, elementos como el suelo, aire, agua, sustancias químicas (tanto naturales como artificiales), luz, temperatura, organismos vivos (virus, bacterias, plantas, animales, etc), forman parte de nuestro ecosistema humano y con los que estamos en permanente intercambio (respiramos, comemos, nos movemos), por lo que por un lado esta relación es imprescindible para nuestra vida y por otro la pueden afectar en forma de enfermedades.

Por ello todas las acciones humanas que repercutan sobre el medio ambiente (la mayoría), al final tienen un reflejo sobre la salud, por ello la sociedad se dota de unas normas para reducir estos efectos perjudiciales, desde ámbitos tan dispares como la construcción, la industria, la agricultura, el transporte, el ocio, etc, que se aplican por diferentes departamentos y niveles administrativos.

Si bien aún es grande el desconocimiento de muchos de los factores epidemiológicos y causas de enfermedad, los avances científicos han propiciado una considerable mejora de los indicadores de salud en los últimos años, baste observar las gráficas de esperanza media de vida al nacimiento, en aumento constante en el último siglo (con algunos altibajos por pandemias o guerras).

Más del 75% de las nuevas enfermedades infecciosas humanas nos llegan desde el mundo animal (incluida la covid-19), con quienes compartimos el 60% de los patógenos, y muchas de las enfermedades crónicas tienen su origen en radiaciones o sustancias químicas (presentes en alimentos, aire, polvo, agua). El cada vez mejor conocimiento del efecto de algunas sustancias sobre los mecanismos patogénicos o sobre la epidemiología de enfermedades crónicas ha permitido restringir o prohibir el uso de algunas de ellas, o reducir niveles de contaminación, emisión o presencia en distintos productos. La administración sanitaria y la ambiental vigilan todos estos riesgos, estableciendo medidas de protección y de alerta en función de los conocimientos científicos y del nivel de peligrosidad.

Esta alta dependencia de la salud humana de las condiciones del entorno y de la salud de los animales es la base de la estrategia “UNA SALUD” (One Health), impulsada por la OMS (Organización Mundial de la Salud), FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal).

 Los brotes de Influenza de Alta Patogenicidad ocurridos en la década de 2000 sembraron el temor a nivel mundial de una gran pandemia por esta enfermedad similar a la de 1918, la Asociación Médica Veterinaria de EEUU creó un grupo de trabajo donde ya introdujo el término “One Health”, y en 2008 la OMS, la FAO y la OMSA (autodenominadas como “Grupo tripartito”) iniciaron un trabajo conjunto con la colaboración de UNICEF y el Banco Mundial bajo el lema “Un mundo, Una Salud: Un marco estratégico para reducir los riesgos de enfermedades infecciosas en la interfaz animal-humano-ecosistemas”. A este grupo tripartito se unió en 2021 el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), con la creación de un Cuadro de Expertos de Alto Nivel (OHHLEP) que planteó desarrollar una terminología común y la elaboración de un Plan Mundial “One Health” denominado “Plan de acción 2022-2026: Trabajando juntos por la salud de las personas, animales, plantas y medio ambiente”.

Una Salud” es un enfoque unificador integrado que procura equilibrar y optimizar de manera sostenible la salud de las personas, los animales y los ecosistemas. El enfoque reconoce que la salud de las personas, los animales domésticos y salvajes, las plantas y el medio ambiente en general (incluidos los ecosistemas) están estrechamente relacionados y son interdependientes. (Definición de “Una salud” elaborada por el OHHLEP, 2021).

El mencionado Plan de Acción para los años 2022 al 2026 pretende lograr sistemas agroalimentarios y de salud sostenibles, reducir las amenazas mundiales para la salud y mejorar la gestión de los ecosistemas. El plan se basa en seis líneas de acción como son: 

(1) Mejorar las capacidades para fortalecer los sistemas de salud; 

(2) Reducir los riesgos de zoonosis emergentes, epidemias y pandemias; 

(3) Control de enfermedades zoonósicas endémicas, enfermedades tropicales y enfermedades transmitidas por vectores; 

(4) Fortalecer la evaluación, gestión y comunicación de riesgos de seguridad alimentaria; 

(5) Frenar la pandemia de Resistencia a los Antibióticos; 

(6) Integrar el medio ambiente en la gestión “One Health”.

Todos estos programas y planes se enmarcan en el ámbito del Desarrollo Sostenible, en cumplimiento de los Objetivos de la Agenda 20-30 promulgados por la 70ª Asamblea General de Naciones Unidas de 25 de septiembre de 2015, que estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para dicho período. En concreto se pretende avanzar en el cumplimiento del objetivo nº 1 (Fin de la pobreza), nº 2 (Hambre cero), nº 3 (Salud y Bienestar), nº 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), nº 12 (Producción y consumo responsables) y 17 (Alianzas para lograr los objetivos).

La pandemia de Covid-19 y el aumento de la sensibilidad internacional ante estos problemas de salud, hacen que a esta estrategia se sumen otros colectivos como el G-20, Unión Europea, o empresas privadas, ello hace que evolucione el concepto de una forma dinámica, incluyendo matices no sólo biológicos, ecológicos, químicos o epidemiológicos, sino que también abarca cuestiones psicológicas y riesgos sociológicos (grupos anti-vacunas por ejemplo), y mostrando la importancia de la educación como arma fundamental en la consecución de estos objetivos.

El planteamiento actual "One Healh" por lo tanto no es sólo un marco de trabajo colaborativo multidisciplinar, sino que ha evolucionado a un nuevo marco de pensamiento y de planificación basado en la sostenibilidad ambiental (en concordancia con los ODS) y en la asignación de recursos pensando en objetivos a largo plazo y en actividades preventivas, de vigilancia y de investigación. Según todo lo anterior, nuestra relación con el entorno se debe de basar en la “Sostenibilidad”, en sus tres vertientes, ambiental, económica y social, de forma que nuestras actividades no tengan efecto negativo sobre las condiciones ambientales, se preserve la salud de los ecosistemas y los recursos para futuras generaciones.

La principal novedad de esta estrategia a efectos prácticos, además del impulso y gobernanza de los programas anteriormente mencionados, es la necesidad de colaboración entre instituciones, administraciones y las distintas profesiones implicadas, incluyendo la importante labor de la concienciación ciudadana.

Los distintos niveles administrativos (local, autonómico, estatal, europeo) tienen sus propias competencias a nivel normativo y de control, es imprescindible una coordinación y una colaboración efectiva entre estas autoridades, así como entre sus técnicos, de manera que se permita e impulse un trabajo colaborativo en favor de unos objetivos claros con la mayor eficiencia en el uso de recursos. A estos efectos es importante que dichas administraciones asignen personal y recursos suficientes para la concienciación de la población y el control efectivo del cumplimiento de la normativa, circunstancias que es frecuente que queden en segundo plano y no presenten prioridad en niveles decisorios más proclives a centrarse en la inmediatez y en cuestiones de actualidad mediática.

Al mismo tiempo las propias profesiones y sus órganos de representación, deben promover la necesidad de colaboración y la formación en estos aspectos multidisciplinares.

F. Javier Tejedor Martín

PhD. MV

Asociación Andrés Laguna para la

Promoción de las ciencias de la Salud

www.cienciasalud.org



martes, 31 de enero de 2023

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL COMO ESTRATEGIA CORPORATIVA PARA CONSOLIDAR A LAS EMPRESAS COMO SALUDABLES

 


LA RESPONSABILIDAD SOCIAL COMO ESTRATEGIA CORPORATIVA PARA CONSOLIDAR A LAS EMPRESAS COMO SALUDABLES

Isabel Saz Gil, Marta Gil Lacruz y Ana I. Gil Lacruz

Grupo de Acción Campus Iberus “HealthyOrg”, Grupo de Investigación Bienestar y Capital Social, GIIS092 – Liderazgo Relacional en Cuidados de la Salud, Instituto Universitario de Investigación en Empleo, Sociedad Digital y Sostenibilidad (IEDIS) y Universidad de Zaragoza


Sobre el papel, todos reconocemos que con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se fomenta el desarrollo sostenible, aumenta la satisfacción y fidelización de los grupos de interés, y en consecuencia, se incrementa el valor de la organización. Sin embargo, ¿quién no ha pensado alguna vez que la RSC se trata de un simple esfuerzo corporativo para mejorar la imagen pública de la empresa? Con frecuencia, los programas de RSC están desvinculados del negocio principal y se limitan a gestos simbólicos y de marketing. La dispersión en su uso y en la definición de quienes son sus benefactores hace que corra el riesgo de convertirse en una nueva tendencia sin contenido.


Hoy más que nunca, los entornos VUCA (acrónimo utilizado para describir la Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad que se da en los mercados), imponen a las empresas la necesidad de adoptar estrategias que además de aportarles una ventaja competitiva frente a otras organizaciones, fomenten su sostenibilidad. Es fundamental que las empresas sean capaces de retener el talento y mantener la motivación alta de sus trabajadores. El compromiso laboral facilita la implicación de los empleados, tanto con su trabajo, como con los objetivos y los valores de la entidad en la que se integran. Es aquí donde la RSC puede desempeñar un papel destacado, pues con una adecuada gestión de la RSC por parte de los líderes corporativos se puede mejorar el compromiso laboral de los trabajadores (López-Concepción, Gil-Lacruz y Saz-Gil, 2021).


La creatividad, la motivación y las ganas de mejorar en el puesto de trabajo requieren de un estado de buena salud, pero no solo de ello. Más de 1 millón de personas no acuden a su puesto de trabajo de media cada día. Entre ellas, el 74% se ausentaron por incapacidad temporal, mientras que el 26% restante lo hicieron pese a no estar de baja (Randstad, 2022).


Las definiciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y la Dirección Estratégica de los Recursos Humanos (DERH) siguen estando sujetas a un amplio y variado conjunto de desafíos (la gestión verde, la sostenibilidad, el compromiso, el desempeño, la satisfacción, etc.) y a múltiples interpretaciones, tantas o más, como tipos de agentes implicados (Herrera y de las Heras-Rosas, 2020). Como consecuencia, el potencial desarrollo y medición del efecto y consecuencias de estas intervenciones no han sido suficientemente explorados (Herrera y de las Heras-Rosas, 2020; López-Concepción, Gil-Lacruz y Saz-Gil, 2021).


En 2018, la Global Reporting Initiative (GRI) - organización internacional independiente que ayuda a las empresas y otras entidades a asumir la responsabilidad de sus impactos, proporcionándoles un lenguaje común global para comunicarlos - definió un estándar para que las empresas compartan, de manera coordinada, sus iniciativas en relación a la promoción de la salud de los trabajadores. Estas iniciativas van más allá de los requisitos "tradicionales" de prevención de riesgos para la salud y seguridad ocupacional. Cubren aspectos diversos como programas para dejar de fumar o exámenes de salud gratuitos en el lugar de trabajo. Gracias a estas iniciativas, los actores privados están adoptando normas voluntarias para que sus empresas intervengan en áreas de salud pública que tradicionalmente se asociaban a los decisores públicos (Global Reporting Initiative, 2018). La GRI (2018), si bien constituye un importante avance en la materia, también ilustra la falta de coordinación entre los agentes implicados, por lo que el camino hacia la "responsabilidad de la salud empresarial" se presagia largo y arduo (Brassart-Olsen, 2020). Entre otras cuestiones requiere consensuar un modelo común de estándares de calidad y valoración. En este sentido, la Comisión Europea propone como estrategia de avance, el diseño y evaluación de un conjunto de indicadores clave de rendimiento (Comisión Europea, 2020).


Este horizonte a largo plazo contrasta con la urgencia en dar una respuesta coordinada, que trascienda las fronteras nacionales, a las necesidades impuestas por la crisis mundial sanitaria del COVID-19 (Gorgenyi-Hegyes, Nathan y Fekete-Farkas, 2021). Con el fin de apoyar a las empresas a tomar decisiones estratégicas, los académicos, líderes empresariales y legisladores gubernamentales deben evaluar la efectividad de las políticas de RSC y DERH (Mahmud, Ding y Hasan, 2021).


Los esfuerzos de las empresas saludables para la consecución del tercer objetivo de desarrollo sostenible (ODS 3: Salud y Bienestar), se visibilizan a través de sus redes (como la Red Española de Empresas Saludables y la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo). Un requisito para pertenecer a dichas redes es la adhesión a la Declaración de Luxemburgo, la cual fue elaboradora por la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo en 1997. Se trata de un documento consensuado sobre los principios básicos de actuación y el marco de referencia de una buena gestión de la salud de los trabajadores en la empresa. La promoción de salud en el trabajo (PST) introduce una visión ecológica y de contexto social, así como la consideración explícita de la necesidad de participación tanto del empresario como del trabajador. La Red Española de Empresas Saludables cuenta con más de 800 empresas, de todo sector y tamaño, integradas esta labor promotora desde su creación en el 2011.

 

Bibliografía

Brassart-Olsen, C. (2020). Towards Corporate Health Responsibility? An Analysis of Workplace Health Promotion Through the Prism of CSR and Transnational New Governance. International Journal of Comparative Labour Law and Industrial Relations, 36 (1), 19-54.

Global Reporting Initiative (2018). GRI Standards. Diponible en: https://www.globalreporting.org/ (accedido el 8/12/2021).

Gorgenyi-Hegyes, E., Nathan, R.J. y Fekete-Farkas, M. (2021). Workplace Health Promotion, Employee Wellbeing and Loyalty during COVID-19 Pandemic-Large Scale Empirical Evidence from Hungary. Economies, 9 (2), 55. DOI: 10.3390/economies9020055.

Herrera, J. y de las Heras-Rosas C. (2020). Corporate Social Responsibility and Human Resource Management: Towards Sustainable Business Organizations. Sustainability, 12 (3), 841. DOI: 10.3390/su12030841.

Khediri, K. B. (2021). CSR andinvestment efficiency in Western European countries. Corporate Social Responsibility and Environmental Management, 28 (6), 1769-1784. DOI: 10.1002/csr.2151.

López-Concepción, A., Gil-Lacruz, A.I. y Saz-Gil, I (2021). Stakeholder engagement, CSR development and SDGS compliance: A systematic review from 2015 to 2021. Corporate Social Responsibility and Environmental Management, 29(1), 19-31 .DOI: 10.1002/csr.2170.

Mahmud, A., Ding, D. y Hasan, M.M. (2021). Corporate Social Responsibility: Business Responses to Coronavirus (COVID-19) Pandemic. SAGE Open. DOI:10.1177/2158244020988710.

Randstat (2022). Sala de prensa. Diponible en: https://www.randstad.es/nosotros/sala-prensa/ (accedido el 27/12/2022).