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domingo, 2 de diciembre de 2018

Niños con discapacidad y su familia


HERMANOS DE NIÑOS CON DISCAPACIDAD







El nacimiento de un niño discapacitado tiene repercusión en los demás miembros de la familia, especialmente en los hermanos. Las consecuencias no tienen por qué ser negativas; al contrario, hay a veces consecuencias muy positivas para todos los familiares.

La realidad es compleja y solo voy a apuntar unas pinceladas sobre los posibles efectos positivos y negativos.

Es tarea de los padres que ese hijo sea aceptado por sus hermanos, tal como es, sin ocultar la realidad. Es la única vía posible para conseguir la integración en el núcleo familiar. Es importante que los padres conozcan a sus hijos, actúen con sentido común y, en lo posible, procuren formarse, para decidir la pauta sobre cuándo, cómo y qué deben decirles sobre el problema de su hermano. A la vez es deseable que, a partir de ese conocimiento, los hermanos colaboren y participen de forma espontánea en el cuidado y formación del hermano con discapacidad.

Ciertamente, la aparición del problema puede ocasionar desajustes en la familia, pero deben ser pasajeros y pueden superarse con tiempo, serenidad y trabajo en equipo, aportando cada uno lo que pueda, según su edad y capacidad. La confianza y el optimismo son actitudes fundamentales a la hora de aceptar la realidad.

El hijo con discapacidad requiere cuidados en el hogar, a veces en el hospital, en la escuela…Esto puede dar lugar a que los padres tengan que dedicarle más tiempo, en detrimento de la atención a los otros hermanos, generando en ellos, a veces, angustia, rabia o celos.

Los hermanos van a tener preocupaciones en diversos ámbitos: por el hermano con discapacidad, por los padres, por ellos mismos, por cómo van a reaccionar los amigos y el resto de la comunidad, especialmente la escuela y por cómo les influirá cuando sean adultos tener un hermano discapacitado.

Pero también observamos efectos positivos: alegría y satisfacción al conocer los pequeños avances de su hermano; aprender a ayudarle y sobrellevar esa situación; aprender a aceptar y querer, a ser más tolerantes con las diferencias de otras personas, que tienen otras necesidades y aptitudes diferentes; a actuar con empatía y altruismo, etc.

Con frecuencia comprobamos que la existencia de un niño con discapacidad en la familia contribuye de forma positiva a configurar en sus hermanos una personalidad más fuerte y una mayor capacidad de resiliencia ante las dificultades con las que se puedan enfrentar en su vida.

Les dejo dos direcciones donde pueden encontrar más información: www.faros.hsjdbbcn.org y www.fundacionsaludinfantil.org

Es importante contar con el apoyo de los equipos sociosanitarios y de educación, así como de las asociaciones específicas.

Un mensaje final: ¡Todos somos únicos, todos somos diferentes!

José García Velázquez.
Pediatra
Asociación Andrés Laguna para la Promoción de las Ciencias de la Salud