Consuelo Cuenca.
Licenciada en Psicología.
Coordinadora de Grupo de Trabajo de Diabetes
del Colegio Oficial de Psicología de
Castilla y León.
Resumen
La diabetes mellitus es una enfermedad
crónica, cuyas complicaciones suelen estar asociadas a un cuidado incorrecto de
la persona diabética. Por ello, la educación diabetológica en el tratamiento es
fundamental ya que proporciona conocimientos y material educativo destinado al
paciente, familia o persona encargada del cuidado sobre la enfermedad, también
promueve la motivación para enfrentarse de forma óptima al desafío crónico de
la diabetes y potencia la cooperación en el proceso terapéutico. Actualmente,
los psicólogos/as comienzan a formar parte esencial de los programas de
atención a las personas con diabetes ante las demandas de posibles actuaciones a
nivel psicoeducativo, prevención, promoción a la adherencia del tratamiento
médico y psicoterapia (estrés, sintomatología depresiva, dificultades sexuales,
etc.). Actualmente, se promueven diferentes recomendaciones básicas sobre los
cuidados para favorecer la calidad de vida de la persona diabética.
Palabras
clave
Diabetes Mellitus, Educación Diabetológica, Intervención
Psicológica y Recomendaciones Básicas.
Actualmente, existen diferentes
estudios y líneas de investigación abiertas sobre las características propias
de la enfermedad de la diabetes y de sus implicaciones médicas, nutricionales,
psicológicas y sociales. Ello ha propiciado que se haya generado una abundante
bibliografía y formatos de información sobre esta enfermedad (manuales, libros
prácticos, guías, conferencias, seminarios, etc.).
La historia del debut diabético no es
igual para todos los individuos. La noticia es recibida en un hospital o centro
de salud. La persona llega a presentar síntomas como polidípsia (mucha sed),
poliuria (alta cantidad de orina), hiperglucemia (altos niveles de glucosa en sangre),
malestar abdominal o dolor de cabeza que puede acompañarse de una pérdida
de peso significativa. En el peor de los casos, por un coma diabético. Es en ese
momento, se informa acerca de que cómo el páncreas ha dejado de funcionar o se
ha hecho autoinmune, y por tanto que la persona es insulino-dependiente. Es
decir, el debut diabético es el momento del diagnóstico. Esta situación llega a
producir un gran impacto. Para algunas personas, es una etapa de estrés,
incertidumbre, y adaptación que no solo puede afectar al niño/a, adolescente o
adulto, sino también a todo el entorno familiar.
Hoy en día, la Diabetes Mellitus es
una enfermedad crónica e incurable que requiere de un tratamiento a lo largo de
toda la vida del paciente. Desde el momento del debut, hay que realizar un
aprendizaje intenso de cómo administrar y controlar el tratamiento. Este
aprendizaje lo lleva a cabo el propio paciente, pero también lo llegan a
realizar los padres o cuidadores de un
paciente con dificultades de autonomía. Es de gran importancia facilitar un
nivel de conocimiento y automanejo adecuado de la enfermedad para permitir
normalizar la diabetes en el caminar en la vida.
La diabetes se caracteriza por un exceso de
glucosa (azúcar) en la sangre; es decir, reduce la habilidad del cuerpo para
transformar la glucosa en energía. Esta enfermedad es debida a que el páncreas
no produce insulina suficiente o a que el organismo no la puede utilizar. La insulina
es una hormona producida por el páncreas. Esta hormona actúa como una llave que
abre la puerta de entrada de glucosa a las células del cuerpo. Por tanto, las
personas que padecen diabetes no producen la cantidad suficiente de insulina o
es defectuosa, en consecuencia aumenta la glucosa en la sangre.
En España, se habla de la existencia de más de un
millón de diabéticos, así como que muchas personas desconocen que padecen
diabetes. Se desconocen sus causas, pero si se tienen identificados los
factores que contribuyen a su desarrollo como la genética, la obesidad, el
embarazo, el estrés físico o emocional y el envejecimiento.
Generalmente, se diferencian tres
grandes grupos. La Diabetes 1, afecta frecuentemente a la población más joven y se caracteriza por una
producción insuficiente de insulina. La Diabetes 2, se caracteriza por
producción insuficiente y/o uso metabólico ineficiente de la insulina producida
en el páncreas. Es el tipo más frecuente de la enfermedad diagnosticada. La Diabetes
Gestacional puede ser definida como hiperglucemia con inicio o reconocimiento
inicial durante el embarazo, con independencia de precisar o no precisar
tratamiento con insulina, o de que regrese después del parto.
Los/as pacientes de diabetes han de realizarse
exámenes de laboratorio varias veces al año y asistir a varias visitas anuales
con diferentes profesionales de la salud como el endocrinólogo, nutricionista,
psicólogo y educador en diabetes. Actualmente, no hay una cura definitiva para la diabetes, pero sí existen
tratamientos para controlar los niveles de glucosa en la sangre. El tratamiento
diario para los tres tipos de diabetes consiste en medicamentos, un plan de
alimentación y de ejercicio o actividad física, auto monitoreo de glucosa en la
sangre, control de presión arterial, colesterol…En algunos casos, la persona
requiere de inyecciones diarias de insulina o de una bomba de infusión.
Desde
las diferentes perspectivas profesionales sanitarias, se tiende a hacer un
abordaje no dramático de la diabetes; se enfatiza y promociona la educación
diabetológica como parte esencial en el tratamiento con la finalidad de que sea
protagonista el/la paciente de su propio cuidado; por tanto, tendrá que
adquirir ciertas destrezas para mantener unos hábitos de vida saludables (ej.
autoinyección de insulina, determinación de glucemia, confección de dietas,
etc.) y fomentar el autocontrol analítico personal.
La
vida de una persona diabética puede llegar a cambiar de un momento a otro; de
ahí, la necesidad de orientar su actuación. La educación diabetológica es
importante en cualquier tipo de diabetes, ya que enseña a manejar los
contratiempos. Esta educación sanitaria proporciona
conocimientos sobre la enfermedad para generar confianza y seguridad, además de
promover la motivación para enfrentarse de forma óptima al desafío crónico de
la diabetes y potenciar la cooperación terapéutica.
Sin embargo, en algunos casos, los efectos
educativos en la persona diabética es difícilmente evaluable, ya que puede presentar
problemas de actitud, dificultades en sus competencias y/o capacidades o
desplegar comportamientos de riesgo (ej. sedentarismo, dieta poco saludable,
consumo de alcohol, sustancias psicoactivas, etc.). Por ello, se requiere
implicar a los familiares o cuidadores en los cuidados y atenciones.
En la edad infantil, el diagnóstico y
las posibles consecuencias (administración inmediata de insulina, control
dietético, organización de horarios, calibración de la actividad deportiva,
etc.) suelen generar desconcierto, miedo, curiosidad por lo que le sucede al
organismo y puede surgir un deseo (mayor o menor) para ser instruido en este
tema. En este sentido la actitud de los padres es decisiva para asumir
adecuadamente la diabetes.
En la etapa de la adolescencia, el/la
joven empieza a valorar su cuerpo ante sí y los demás, esboza un proyecto de
vida, despierta el interés sexual,
reivindica intimidad, desea emanciparse, etc. En ocasiones, el diagnóstico de
la diabetes o el curso de la misma, puede generar incertidumbre y tendencia a
la rebelión. Algunos/as adolescentes se muestran indisciplinados, rechazan los
cuidados paternos o médicos, mantienen comportamientos poco saludables, etc. Un
elemento importante es utilizar la vía de la educación para generar el grado de
colaboración pertinente, y que el joven logre asumir la responsabilidad de sus
acciones y potencie el autogobierno. Sin embargo, en otros casos son más
vulnerables y requieren el apoyo psicológico para gestionar sus dificultades.
En la infancia y primera juventud, la
diabetes influye en diferentes grados la configuración de la personalidad. Sin
embargo, en el adulto ésta ya está estructuralmente definida. Por consiguiente,
dependerá del grado de madurez psicológica la aceptación o rechazo de la noticia
de que es diabético. Entre las preocupaciones que le pueden llegar a asaltar se
relacionan con el área laboral (rendimiento en el trabajo, temores a ser
rechazado en el ámbito sociolaboral,…), área afectivo-sexual (pérdida de
atracción, alteración del deseo, disfunción…), perspectivas de salud (periodo
de vida, complicaciones…) y problemas psicológicos (ansiedad, depresión,
miedos, dificultades sexuales, etc.).
Algunos adultos mayores o personas cercanas a
la jubilación, expresan tener la sensación de <<sentirse viejo/a>>,
la cual se acentúa más con la enfermedad, tanto si acaban de notificarle el
diagnóstico como si lleva muchos años acompañándole la enfermedad. En algunas
de estas personas, las complicaciones son una realidad y no una amenaza de
futuro. Por lo tanto, la educación diabetológica es importante para ayudarle a comprender sus
limitaciones y que ha de estar controlado, pero que ello no indica que no sea
útil para sí mismo y los demás, ya que puede contribuir con su experiencia y
saber hacer en su entorno. Y en otras ocasiones, el adulto o el anciano/a con diabetes
puede llegar a presentar un trastorno mental, por lo que puede solicitar un
apoyo psicológico individual en relación
a su problemática.
Los/as
psicólogos/as de forma progresiva empiezan a ser parte esencial del equipo
multidisciplinar de atención a las personas diabéticas. Su función es colaborar con los otros
profesionales en el proceso terapéutico, intervenir en función de las necesidades
del caso (niño/a, adolescente, adulto) en formato individual, de pareja,
familiar o grupal y fomentar la
adherencia al tratamiento, dieta, el ejercicio físico y los comportamientos de
auto cuidado. Estos elementos son claves
para lograr una adecuada regulación metabólica de la enfermedad, control de la
medicación y/o reducción de los niveles de sobrepeso que presentan algunas
personas con diabetes, y que son causa de muchas de diferentes complicaciones.
Desde la psicología de la salud, el/la psicólogo/a evalúa el
impacto desde el inicio y curso de la enfermedad. Realiza intervenciones
ajustadas a las necesidades e intereses del paciente. Entre las posibles actuaciones del psicólogo/a
se encuentran las psicoeducativas, prevención, promoción a la adherencia del
tratamiento médico y psicoterapia (estrés, sintomatología depresiva, dificultades
sexuales, etc.).
La perspectiva psicológica
cognitivo-conductual incide en modificar algunas creencias erróneas sobre el estado de salud de la persona
diabética y realiza recomendaciones para aumentar un grado mayor de implicación
en seguir el tratamiento para evitar complicaciones futuras. Enfatiza la
disciplina en realizar los controles (glucosa, fiebre, acetona…), mantener unos
hábitos alimenticios saludables, en realizar ejercicio físico y buscar apoyo
emocional ante momentos anímicos bajos. Es decir, se realizan pautas
psicoeducativas y sesiones psicoterapéuticas para fomentar un manejo autónomo
de la enfermedad en cualquier lugar fuera
del hospital (casa, escuela, trabajo…), con el fin de mejorar la calidad de
vida del paciente y reducir las posibles
complicaciones.
Entre algunas de las recomendaciones
básicas sobre el manejo de la diabetes y comportamiento de autocuidado como mantener una dieta saludable recomendada
por el médico y nutricionista (número y horario de comidas), reducir o eliminar
el consumo de tóxicos (alcohol, tabaco…). Propiciar conductas de auto cuidado (aseo,
higiene dental, periodos de descanso y sueño, control de peso…). Realizar ejercicio
físico diario programado y personalizado durante un mínimo de 30 minutos, dónde
el médico orienta acerca de las actividades más adecuadas. Seguir el
tratamiento farmacológico prescrito por el médico. Medir y registrar
diariamente los niveles de glucosa en sangre. Realizar controles de fiebre,
acetona, presión arterial, colesterol, etc. Acudir a las revisiones periódicas
del oftalmólogo, odontólogo, nutricionista, etc. Observar con frecuencia si hay
posibles heridas en la boca y/o en los pies (cortaduras, ampollas, llagas,
hinchazón, enrojecimiento o uñas que producen
dolor). Buscar apoyo psicológico ante situaciones de estrés no
manejables, sentimientos (tristeza, rabia...), sensaciones de indefensión o
impotencia, no poder lidiar con los problemas, etc.
A modo de resumen, se puede decir que
la prevención ayuda a sensibilizar a la sociedad acerca de los factores de
riesgo de la diabetes y que el papel de la educación diabetológica es clave en
el proceso terapéutico. Actualmente, se empieza a considerar la necesidad de brindar
apoyo psicológico en pacientes con diabetes
desde el mismo momento en que se hace el diagnóstico (debuta), no solo a
niños/as, adolescentes y padres, sino también a los adultos jóvenes y mayores,
con independencia de que los pacientes necesiten administrarse insulina o no.
En definitiva, se busca que la persona diabética tenga el mayor grado posible
de libertad ante su dolencia.
Bibliografía
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