LA
IMPORTANCIA DE EXPRESIONES COLOQUIALES EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN ALIMENTARIA
Un artículo científico publicado en la Revista Española de Comunicación en
Salud (RECS), titulado “El
lenguaje y la educación alimentaria. Resultados de un cuestionario poblacional”
realizado por el Grupo de Investigación en Alimentación de la Universidad
Internacional de la Rioja (UNIR), sostiene que expresiones como “comida basura”
y “guarrerías” son ampliamente conocidas por la población y relacionadas con
hábitos de consumo no saludable, por lo que su uso resulta útil en campañas de
educación sanitaria.
F. Javier Tejedor Martín
Universidad
Internacional de la Rioja. Facultad de Educación.
En
los años 70 se popularizó en EE.UU. el término “junk food”,
para designar un tipo de dietas poco saludables relacionadas con enfermedades
coronarias. En España este término se tradujo por
“comida basura”, y su llegada al gran público no se produjo hasta finales de
los años 80, casi siempre identificándola con las dietas de comida rápida de
origen americano.
Por otro lado las comidas cortas entre horas o
“snacking”, pueden ser un factor de equilibrio de la energía ingerida y su
ajuste a los requerimientos momentáneos, pero de forma habitual se relaciona
con un aumento de la ingesta calórica con resultado de sobrepeso u obesidad,
considerándose un componente esencial de la actual “epidemia de obesidad”. Sin
embargo, existe falta de consenso en estas definiciones lo que complica y
limita el desarrollo de recomendaciones para los consumidores basadas en
evidencias científicas.
En este sentido se ha observado un aumento de
este comportamiento en consonancia con el aumento de los datos epidemiológicos
de obesidad infantil; Igualmente, los adultos consumen cada vez más energía
fuera del desayuno, la comida, y la cena, siendo el “snacking” una práctica extendida, que se ha incrementado en los
últimos años.
Con el fin de valorar el conocimiento y el uso
de los términos en materia de alimentación como “comida basura”, “guarrerías”
y “snacking”, se ha diseñado un
estudio que pretende ampliar el conocimiento sobre la influencia del lenguaje
en la educación alimentaria, a través de un cuestionario que indaga las ideas y
las acepciones asociadas a dichas expresiones a efectos de evaluar su uso en
programas de educación sanitaria.
En las siguientes gráficas se expresa el resultado de las respuestas a cada una de las preguntas,
indicando el porcentaje de los que se muestran “de acuerdo” o “muy de acuerdo” (suma
de respuestas 4+5).
Se observa un amplio conocimiento del
término «comida basura» por la
población española, relacionada en el 91.5% de los encuestados con «alimentos poco saludables». Otros términos similares
usados, como «comida rápida» o «fast food», lo relacionan con el de «comida
basura» un 86% de los encuestados, lo que indica que de forma general existe
una conciencia de que este tipo de dietas son poco saludables.
Las bebidas azucaradas (refrescos) son el principal alimento incluido por los encuestados en el término «comida basura», ello indica un alto grado de concienciación de la cualidad de este tipo de alimentos como «no saludables». Le siguen los «perritos calientes», alimento típico de «comida rápida», con una considerable cantidad de grasa saturada; La hamburguesa estaría en el tercer lugar, si bien con diversidad de opiniones, debido a sus diferentes variedades y formas culinarias; Las patatas fritas, un complemento típico de los menús tipo «fast food» se encuentran en cuarto lugar, posiblemente por su alto contenido graso y energético, posibilidad de contener ácidos grasos «trans» y elevado porcentaje de sal. Por último, los encuestados consideran también a la pizza entre los alimentos incluidos en el término de «comida basura», puede ser debido a su relación con restaurantes de comida rápida, (al igual que la hamburguesa) y que su alta proporción de queso y cereales muy procesados la convierten en un alimento con alto contenido energético sin desdeñar una elevada proporción de sodio.
En general todos los
alimentos señalados por los encuestados dentro del término «comida basura» son
alimentos con alta concentración energética, bien por tener alta proporción
grasa, o de azúcares (como los refrescos), con muy baja (o nula) cantidad de
fibra, y escasa (algunos incluso nula) proporción de algunas vitaminas.
A la pregunta «¿Por
qué cree que se denomina «basura» a un tipo de comida?», su respuesta principal
ha sido «porque favorece la obesidad», comprobando una amplia concienciación
con este problema entre el colectivo encuestado. Le sigue la referencia a sus
efectos sobre el sistema cardiocirculatorio.
En cuanto a la segunda expresión propuesta, el término «guarrerías» es conocido por el 96.3% de los encuestados, porcentaje que consideramos suficientemente amplio, y que, aunque bastante menos utilizado en la literatura o en campañas publicitarias, puede ser comparable al conocimiento de la expresión «comida basura». Se le relaciona con alimentos dulces como «chucherías», «golosinas» o «bollería»; Un segundo grupo de alimentos se incluiría en esta acepción, con algo menos de consenso, serían productos salados como las patatas chips o los snacks salados. En una posición intermedia estarían las palomitas, y ya con mucho menos acuerdo, los embutidos grasos. Sorprende la buena percepción que se tiene de las "barritas energéticas", alimentos con alta cantidad de azúcares simples, pero que exitosamente se publicitan como "cereales". Se observa una peor percepción de los aperitivos dulces respecto de los salados, cierto que hay que luchar contra un exceso de azúcares simples en la dieta, pero el exceso de sodio también es un problema importante.
El término «guarrerías» es relacionado con «alimentación no saludable»
por el 89.7% de los encuestados, por lo que al igual que la anterior expresión
de «comida basura», consideramos que puede ser utilizado de manera exitosa en
campañas de concienciación, para delimitar estos alimentos que se toman fuera
de una comida formal, pero que contribuyen a elevar la cantidad de energía
total ingerida, azúcares simples, sal o grasas de baja calidad sanitaria.
En cuanto al
anglicismo «snacking» sólo es conocido por un 52.87% de los encuestados, y lo
relacionan con «picoteo entre horas» y con el «consumo habitual de snacks». El
55.9% asimilan el término con el de «guarrerías» y sólo el 46.4% con el de
«alimentación no saludable»; El término «snacking» es ampliamente usado en la
literatura científica, tanto en inglés como en castellano, identificándolo con
ingesta fuera de las comidas formales, o con una comida con una duración menor
de 15 minutos, y se suele relacionar con incrementos del IMC, y con desplazamiento
de la dieta mediterránea.
Gráfica 6
Por tanto, podemos concluir que se observa una amplia relación entre las expresiones «comida basura» y «guarrerías», con el hecho de ser unos hábitos negativos para la salud. Es por ello factible el uso de estas expresiones en campañas de salud pública y en el ámbito de la educación alimentaria a nivel escolar, como representativas de hábitos poco saludables de ciertos menús (la primera) o fuera del contexto de una comida formal (la segunda), incidiendo claramente en los alimentos que incluimos dentro de dichas expresiones y que se recomiendan consumir de forma esporádica.
BIBLIOGRAFÍA
1- Bach-Fary, A. y Serra-Majem, Ll. “Dieta
mediterránea en el siglo XXI. Posibilidades y oportunidades”. En Libro Blanco
de la Nutrición en España. F.E.N. 2013 (pp 221-229).
2- Bellisle, F. (2014). Meals and snacking, diet
quality and energy balance. Phisiology and Behavoir. 134. 38-43.
3- Bes-Rastrollo, M., Sánchez-Villegas, A.,
Basterra-Gortari F.J., Núñez-Córdoba J.M., Toledo E. y Serrano-Martinez, M.
(2010). Prospective study of
self-reported usual snacking and weight gain in a Mediterranean cohort: the SUN
project. Clin Nutr.; 29: 323-30.
4- Bo, S. et al.
(2014). Impact of Snacking Pattern on Overweight and Obesity Risk in a Cohort
of 11 to 13 Year-Old Adolescents. Journal of Pediatric Gastroenterology and
Nutrition. 59 (4), 465-471.
5- Gargallo – Fernández, M. et al. (2011)
“Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y
tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos. (Consenso FESNAD-SEEDO). Revista Española de
Obesidad, 9, sup 1.
6- Hair, J.F.,
Anderson R.E.,Tatham R.L. y Black W.C. (2007). Análisis
multivariante. 5ª Ed. Pearson Educación S.A. Madrid.
7- Johnson, G.H. y
Anderson, G.H. (2010). Snacking definitions: impact on interpretation of the
literature and dietary recommendations. Crit Rev Food Sci Nutr. 50(9):848-71.
8- Larson, N.I. et al.
(2016). Adolescent Snacking
Behaviors Are Associated with Dietary Intake and Weight Status. The Journal of
Nutrition. 146 (7). 1348-1355.
9- Westal, D. (2013) “La Generación de la
comida basura: Americanisms in a Corpus of Spanish Obesity News”. Procedia - Social and
Behavioral Sciences 95: 298–307.
No hay comentarios:
Publicar un comentario