La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que
el 2020 sea el año de las enfermeras y matronas a nivel mundial, coincidiendo
con el 200 aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, considerada la
fundadora de la Enfermería contemporánea.
Esta campaña de tres años culmina en el año en curso con la
búsqueda del triple impacto que promueve dicho movimiento: más salud, más
equidad de género y mayor crecimiento económico.
Estos propósitos se materializan en el reconocimiento del liderazgo de las enfermeras y matronas, que en palabras de Colliére se especifica en el empoderamiento como poder liberador de la enfermera para generar vidas saludables y promueva el bienestar para todas las personas y en todas las edades.
También en la visibilización de la labor enfermera poniendo en valor en
la sociedad el conocimiento enfermero y el patrimonio inmaterial de esta
profesión típicamente femenina. Y por qué no, mejorando las condiciones laborales
del colectivo más numeroso del Sistema Nacional de Salud.
Las enfermeras están con el enfermo, pero también con el
sano, con el niño y el anciano, con la mujer y con el hombre, con el que tiene
apoyo y con el que está solo, con el individuo y con la comunidad. Cuentan con
habilidades técnicas, conocimientos empíricos, habilidades sociales y
emocionales, capacidad de gestión, destreza en docencia y una corta experiencia
en investigación, pero no por ello desdeñable.
En el plano asistencial, las enfermeras españolas sufren una
sobrecarga ratio enfermera-paciente que se escapa de toda lógica. Los puestos
de dirección en gestión de Enfermería suelen estar limitados para las
enfermeras y una profesión en la que más del 80% de las integrantes son mujeres,
suele estar dirigida por hombres.
A nivel educativo, no siempre ha existido una adaptación
curricular en las Universidades al Plan Bolonia, que determinó que la
Enfermería era un Grado Universitario, pasando de tres cursos académicos a
cuatro. Además, en varias Universidades la Enfermería no tiene independencia
como disciplina y se la incluye dentro de otras Ciencias Sanitarias o se la
mantiene como Escuela en lugar de Facultad. A ello hay que añadir la
problemática que se prevé en los próximos años, por la necesidad de reemplazo
generacional en las Facultades de Enfermería, sin que haya un número suficiente
de enfermeras acreditadas por la ANECA para cubrir dichas vacantes. Las nuevas
enfermeras corren el riesgo de ser formadas por otras disciplinas por este motivo,
lo que se traducirá en detrimento para la profesión, ya que el ámbito de los
cuidados es exclusivo de esta disciplina y otras los desconocen.
La investigación en Enfermería tiene un recorrido corto, pero
muy interesante. Desde la Enfermería se sigue construyendo la ciencia de los
cuidados y la profesión está haciéndose un hueco en este campo con algo que es
inherente a la Enfermería y exclusivo de esta profesión, CUIDAR. Aun así las
dificultades son muchas, ya que contamos con pocas revistas exclusivamente de Enfermería
indexadas en JCR y de los artículos que se remiten para su valoración a dichas
revistas, sólo entre un 15 y un 30% llegan a ser publicados, quedando un gran
número de ellos sin ver la luz, a pesar de ser interesantes y posiblemente
aportar su granito de arena al avance de la Enfermería.
Esta iniciativa no es solo un hecho de justicia social con la
Enfermería, sino una forma de poder honrar el legado de aquellas que han
construido nuestra disciplina y de todas las que continúan creando la Ciencia
Enfermera, especialmente de “la dama de la lámpara” (Florence Nightingale), sin
la cual la Enfermería hoy día no sería una profesión y cuyo modelo conceptual, el
primero en el ámbito enfermero, continúa presente.
Esperemos que Nursing Now no se limite a estos tres años de
campaña y que el calado en la sociedad promueva que las bases de este
movimiento no tengan fecha de caducidad.
Rosa María Cárdaba García
Enfermera de la
Asociación Andrés Laguna
para la Promoción de
las ciencias de la Salud
Grupo Nursing Now UVa
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