“HÁBITOS ALIMENTARIOS SALUDABLES. PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PARA PREVENIR LA OBESIDAD EN EDUCACIÓN INFANTIL”
Por ALICIA BARRIO ÁLVARO
Nos encontramos en una sociedad en la que es muy frecuente ver a los adultos corriendo de un lado para otro, sobrecargados de trabajo y asuntos personales. Esta situación hace que muchas familias no tengan tiempo suficiente para cocinar y en consecuencia recurran a alimentos ultraprocesados o a establecimientos fast-food, lo que con el tiempo puede derivar en trastornos y enfermedades alimenticias.
Para evitar que este hecho ocurra es imprescindible transmitir y concienciar a los infantes la importancia que tiene para su organismo mantener una dieta sana, variada y equilibrada, que combine alimentos de todos los grupos alimentarios. Se considera así porque es en esta etapa cuando se desarrolla la personalidad del niño, lo que significa que para bien o para mal, el niño adquirirá los hábitos alimenticios que se le hayan trasmitido desde los primeros años de vida.
La escuela tiene un papel fundamental en este sentido, pues es uno de los principales agentes de socialización de los niños. De acuerdo con esto, se desarrolla un proyecto que tiene como objetivo principal promover los hábitos alimentarios saludables desde edades tempranas a través del desarrollo e implementación de una propuesta de actividades destinada a alumnos del segundo ciclo de Educación Infantil.
Dicha propuesta parte de una fundamentación teórica centrada en la importancia que tiene mantener una dieta saludable para los seres humanos. Este soporte teórico favorece la profundización de los conocimientos relacionados con los hábitos alimentarios saludables, pues se centra en aspectos tan importantes como: qué es la Educación para la Salud, qué diferencias existen entre alimentación y nutrición, qué requerimientos nutricionales necesita un niño, qué puede ocurrir si se consume un exceso de algunos nutrientes o qué estrategias se pueden emplear para establecer hábitos alimentarios saludables desde edades tempranas.
La propuesta planteada en este proyecto se conforma de dos partes bien diferenciadas: una encaminada a un grupo de 25 sujetos de 3 y 4 años de edad y otra dirigida a los padres de dichos alumnos. La primera parte consta de un total de doce actividades de carácter formativo lúdico a través de las cuales se trabajan contenidos vinculados al reconocimiento de alimentos saludables y no saludables, así como contenidos relacionados con el disfrute por el consumo de alimentos sanos.
De este modo, se desarrolla, por ejemplo, una actividad en la que los alumnos tienen que clasificar los alimentos que aparecen en el cuento “la pequeña oruga glotona”, de Eric Carle, en saludables y no saludables. También se plantea otra actividad en la que los niños tienen que elaborar gominolas de zumo de naranja tras observar las consecuencias negativas que tiene para la salud consumir gominolas industriales. Se pretende que los niños a través del juego conozcan y valoren la relevancia que tiene para su organismo mantener una dieta sana y variada y se sientan motivados a consumir todo tipo de alimentos.
La segunda parte de la propuesta se centra en distintos seminarios de sensibilización sobre la transcendencia que tiene para el organismo de los seres humanos mantener una alimentación sana. Se trata de concienciar a las familias de la necesidad de desarrollar hábitos alimentarios saludables desde edades tempranas para que los conocimientos que sus hijos adquieren en la escuela sean también transmitidos en sus casas. De esta manera, se ejecutan actividades que van desde la elaboración de menús sanos, variados y equilibrados hasta consejos para presentar a sus hijos la comida de forma atractiva.
Este conjunto de actividades se desarrolla partiendo de los conocimientos previos del alumnado, ya que es fundamental que conecten lo que ya saben con lo nuevo que tienen que aprender. Además, se les concibe con agentes activos, para que a través de la interacción y la reflexión construyan los conocimientos. Todo ello, se ejecuta en un clima lúdico y de afecto para que los sujetos se sientan motivados y alcancen los objetivos planteados.
Esta propuesta de intervención se evalúa en tres fases diferenciadas: evaluación inicial, evaluación formativa o de proceso y evaluación sumativa o final. Para ello, se emplean diferentes técnicas e instrumentos para comprobar tanto el proceso educativo de los alumnos como la práctica docente. Las técnicas que se emplean para obtener información son: observación directa, fotografías, grabaciones de voz y análisis de producciones. Los instrumentos que se utilizan para registrar los datos son: rúbrica de evaluación, diario de clase, producciones del alumnado y teléfono móvil. Además, se hace partícipes a los alumnos mediante la autoevaluación y la coevaluación.
De este modo, la propuesta se lleva a cabo de la siguiente manera. En primer lugar, se realiza una actividad inicial para saber los conocimientos con los que parten los alumnos. En segundo lugar, se desarrolla una secuencia de actividades en base a los resultados recogidos en la actividad inicial con la finalidad de mejorar los datos. Por último, se repite la actividad inicial para comprobar si los sujetos adquieren nociones básicas sobre los hábitos alimentarios saludables.
Los resultados obtenidos en las actividades son positivos. Las actividades en las que mejores datos se registran son en la 2, 3, 4, 6 y 8, ya que más de la mitad del alumnado total obtiene un nivel de logro alto. Estos resultados demuestran que las actividades que se ejecutaron tras la actividad inicial ayudan a los alumnos a adquirir un aprendizaje significativo sobre nociones básicas de hábitos alimentarios saludables, pues se puede apreciar una mejoría notable entre los datos recogidos en la actividad inicial, los cuales, como era de esperar, no son satisfactorios, frente a los datos recogidos en la actividad final, que son muy positivos.
En referencia a las actitudes del alumnado, éste se muestra participativo e interesado durante el desarrollo de las distintas actividades, lo que favorece la ejecución y la adquisición de nuevos conocimientos relacionados con los hábitos alimentarios saludables, tal y como queda patente en los resultados obtenidos en la actividad final.
Las conclusiones que se extraen de este proyecto es que los objetivos que se plantean al inicio del proyecto se cumplen, pues se amplían los conocimientos sobre los hábitos alimentarios saludables, se tiene la oportunidad de implementar la propuesta de intervención educativa y, por ende, de analizar los datos recogidos en los distintos instrumentos de evaluación ad hoc.
No obstante, a pesar de que los objetivos se cumplen, el proyecto presenta algunas limitaciones. Por una parte, las actividades que se dirigen a los padres del alumnado no se ejecutan, lo que puede implicar que los conocimientos de los alumnos no lleguen a las familias. Por otro lado, en esta propuesta no se proponen actividades relacionadas con la actividad física, pero es conveniente incluirlas en futuras intervenciones, ya que unos buenos hábitos alimentarios incluyen tanto el ejercicio físico como la alimentación sana, variada y equilibrada. Por último, se cree necesario seguir trabajando esta temática en el resto de etapas educativas adaptando los contenidos a la edad del alumnado. También, sería conveniente realizar campañas de sensibilización para adultos, tanto docentes como familias.
ALICIA BARRIO ÁLVARO
Graduada en Educación Infantil
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